Texas no es precisamente uno de los estados más avanzados dentro de la sociedad estadounidense en cuanto a la sanción de leyes que favorezcan los derechos de las mujeres, las minorías y la inmigración.
A la flexibilización de la portación de armas, pena de muerte y prohibición en casos excepcionales de toda forma de discriminación contra el colectivo LGBTIQ+, ahora, se suma la Ley del Latido, que constituye un retroceso enorme en los derechos reproductivos de las mujeres y los cuerpos gestantes.
En los últimos meses, el debate en torno al aborto ha cobrado relevancia tras la aprobación de la llamada Ley del Latido, que se ha convertido en una de las leyes más restrictivas para el colectivo de mujeres ya que prohíbe la interrupción voluntaria del embarazo a partir de los primeros latidos del corazón del feto (aproximadamente durante la sexta semana de embarazo).
Además, autoriza a cualquier ciudadano texano a denunciar los casos de abortos que se lleven a cabo o a quienes ayuden a las mujeres a realizarse esta práctica. Médicos, empleados de clínicas, familiares y toda persona que participe o ayude en la práctica están bajo la mirada inquisitoria de los antiderechos que además cobrarán una suma de diez mil dólares por hacer “cumplir” la ley.
En este punto es importante destacar que la mayoría de las mujeres, desconocen estar embarazadas en esta etapa tan temprana de desarrollo embrionario. Sumado a esto, la ley tampoco admite casos en los que la mujer haya sido víctima de violación ni casos de incesto. El aborto, solo se permite en casos en donde la vida de la mujer esté en peligro.
El gobierno republicano de George Abbott aprobó la vigencia de esta legislación que, por primera vez en la historia, le brindaría derechos a cualquier ciudadano de Texas a presentar demandas civiles contra quienes ofrezcan servicios relacionados con la interrupción voluntaria del embarazo por encontrarse infringiendo la ley. Por otro lado, el estado de Mississippi, presentó una apelación con el fin de prohibir los abortos pasadas las quince semanas.
De antiderechos y cazadores de brujas:
El sector más recalcitrante y conservador de la sociedad texana y estadounidense celebra la sentencia de esta ley diciendo que es ésta, la “ley pro-vida más poderosa de la historia del Estado y será un modelo para el resto del país”.
En contraposición a los cazadores de brujas, diversas agrupaciones del colectivo feminista no solo de Texas sino de todo el país, salieron a las calles para alzar sus voces contra este atropello hacia las mujeres y los cuerpos gestantes. Demócratas y defensores del derecho al aborto afirman que esta ley es una violación del derecho a decidir firmado por Roe v. Wade.
Uno de los detractores más fervientes que hizo de la revocación de la sentencia Roe v. Wade fue Donald Trump quien, por estos días, estaría viendo como su sueño de campaña, se hace realidad.
La sanción de esta ley, que entrará en vigencia a partir del próximo 1 de septiembre, pone en riesgo el acceso a la salud reproductiva a mujeres y a cuerpos gestantes quienes quedarían a merced de la voluntad de familiares, amigos, conocidos e incluso, de parejas abusivas que se opongan a la interrupción voluntaria de un embarazo.
También se teme que se registre un aumento de abortos no seguros que condenen a quienes se los practiquen a sufrir lesiones permanentes, mutilaciones y les provoquen la muerte, en el peor de los casos, con el fin de evitar la exposición y revelación de sus identidades y la condena y estigmatización de la sociedad antiderechos.
Persecusión, estigmatización y punitivismo:
El ala más extrema del conservador y retrógrado republicanismo presentó, por su parte un proyecto aún más preocupante de la mano de su vocero, Tony Tinderholt, en el cual se propone la condena de todas las mujeres que se practiquen un aborto con penas durísimas que van desde la cárcel a la pena de muerte por homicidio calificado por el vínculo.
Afortunadamente, este proyecto no fue aprobado, pero sus mayores defensores, afirman que una ley antiaborto de esta magnitud obligaría a las mujeres a ser “más responsables con el sexo”. Como era de esperarse, la ley pone el dedo acusador y opresor apuntando y culpabilizando a la mujer y el goce sexual, sin responsabilizar el papel del hombre en lo relacionado con la reproducción y las prácticas sexuales.
Alabama, una más y van…
Si se piensa a Texas como la cuna de los ideales republicanos, Alabama, no se queda atrás y ha logrado sancionar una ley, incluso, más restrictiva que la Ley del Latido texana y con ésta, ha logrado prohibir el acceso al aborto en cualquier etapa de gestación, incluyendo, los casos de violación. Por otro lado, los médicos y personal de la salud que incumplan con esta ley serán condenados a penas que van desde los diez a los noventa y nueve años de cárcel.
Ahora más que nunca es necesario que el movimiento de mujeres se ponga a la cabeza de las luchas en defensa del aborto seguro, legal y gratuito desde Alaska hasta Tierra del Fuego.