El derecho al placer y la autonomía sexual no son lujos, sino conquistas históricas que se resignifican en cada era y tecnología. Este artículo analiza cómo el deseo femenino y disidente fue censurado, cooptado y, al mismo tiempo, reivindicado por luchas feministas, queer y descolonizadoras, revelando el placer como un arma política y de liberación colectiva.













