La App para hipoacúsicos parecía ser un hecho debido a que tras varios años de espera y de permisos burocráticos, llegaría al fin una solución. Sin embargo, cuando se trata de hacer las cosas bien, los dirigentes, que se llenan la boca hablando de una inclusión que realmente no incluye, miran para otro lado.
La plataforma tiene el propósito de que las personas con deficiencia auditiva o mutismo puedan comunicarse con las diferentes delegaciones en caso de una emergencia. La misma está vinculada a distintas filiales como bomberos, defensa civil, policía e, inclusive, porta un botón anti pánico. Además, cuenta con acceso a una cámara para las personas sordas puedan implementar el lenguaje de señas.
En estos momentos, el acceso a la seguridad y al bienestar pareciera ser un privilegio al cual unos pocos pueden acceder puesto que, en las últimas semanas, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y el Ministerio de Seguridad y Justicia se han negado a contratar intérpretes de lenguaje de señas para el 911.
Con este hecho se deja entrever que, para nuestros gobernantes, ningún hipoacúsico o persona con mutismo puede convertirse en víctima de un robo o un incendio. Al parecer, darle voz y voto a estas minorías no es un tema de agenda o de interés para la política. Siendo una cuestión que puede seguirse pateando y vulnerando sus derechos a como dé lugar.
La App “911 Hipoacúsicos”, una herramienta única en Latinoamérica, estaba pasando por una serie de pruebas para comprobar su funcionamiento, a pesar de no haber presentado ninguna falla. Incluso el sistema de videollamada fue testeado por el Servicio de Emergencias 911. Pese a ser una aplicación totalmente funcional, esta fue desactivada sin ninguna explicación.
Ante esta serie de atropellos, las autoridades no dan respuesta. Aunque muchos de los dirigentes políticos actuales utilicen en sus discursos a las minorías, poco les importa realmente su bienestar. Es evidente que no son sordos excepto para escuchar las necesidades de la gente. Tienen voz, pero la utilizan para generar discursos carentes de acción y de vivir a costa del sufrimiento de otros.
Es llamativo como una app similar -creada en Mendoza- funciona con total accesibilidad, mientras que la app 911 Hipoacúsicos, que data desde hace más de cuatro años, sigue sin avances. Si consideramos todo el esfuerzo y tiempo dedicado por la gente detrás del proyecto, lejos se está de cumplir con su objetivo principal: ser de utilidad.
Los nuevos «arreglos» en la app para hipoacúsicos
Como consecuencia de las decisiones del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y del Ministerio de Justicia y Seguridad, se le quitó a la aplicación la sección de video, la cual permitía la comunicación mediante lenguaje de señas. Este nuevo «arreglo» les permite a ambos organismos abaratar costos puesto que no deben contratar y sumar a sus equipos a intérpretes.
Ante este accionar, comenzó una nueva peregrinación para que la aplicación pueda ser un hecho y funcione adecuadamente. Lidiando con la burocracia y el atropello, todo para conseguir una aplicación acorde a las necesidades de un colectivo que no es visto, reconocido, ni escuchado; pero sí brutalmente golpeado.
Por medio del sitio change.org se están juntando firmas para la reactivación de la plataforma y el cumplimiento de los requisitos exigidos. A través de este medio, se pide la ayuda de la sociedad para que este colectivo con capacidades distintas pueda volver a tener esta herramienta fundamental.
Mientras tanto, los impulsores de la App y la Asociación de Sordomudos de Ayuda Mutua (A.S.A.M) esperan una respuesta de los distintos sectores de la más alta esfera gubernamental: Marcelo D´Alessandro, Ministro de Seguridad y Justicia, del Sr. Jefe de Gabinete de Ministros, Felipe Miguel y del Dr. Aníbal Felivene de la Subsecretaría de Seguridad Comunal y Criminal.