Hwarang editorial: la literatura coreana llega al mundo hispanohablante
En el antiguo reino de Silla, existía un grupo de guerreros poetas llamados Hwarang. Su misión era salvaguardar lo más importante de su cultura. Nuestra editorial intenta recuperar ese espíritu y difundir la cultura coreana en el mundo de habla hispana. – Hwarang editorial
Hwarang es una editorial argentina e independiente que publica literatura coreana clásica y contemporánea en español. Fue fundada en el 2019 y cuenta con un catálogo diverso que incluye poesía, cuentos y novelas, entre otros formatos.
En un contexto de crecimiento exponencial para la difusión de la cultura coreana, conversamos con Nicolás Braessas, traductor y director editorial de Hwarang.
-¿Cómo fue tu camino hacia Corea? ¿Fue siempre desde la literatura?
-Mi primera relación con Corea se dio en 2013, en el Centro Cultural Coreano de Buenos Aires, cuando una amiga me invitó a un ciclo de cine. Yo no sabía nada de Corea: sabía que el norte era comunista y el sur capitalista, nada más. En ese momento Corea no estaba de moda como está ahora.
Era un ciclo de cine muy completo, que combinaba cine e historia: se veía una película y se analizaba el contexto histórico con una docente llamada Paula Fernández. Iba desde la antigüedad hasta la modernidad.
Quedé maravillado con la historia coreana. Yo, como siempre me dediqué a las letras –era traductor–, me pregunté qué pasaba ahí y entonces vi que no había nada traducido al español. Pensé que podía estudiar el idioma y arrancar una editorial.
-Te perfeccionaste en Seúl como traductor. ¿Cuánto tiempo estuviste ahí?
-Un año y monedas. Cuando salí de este seminario de cine en el 2013 quería estudiar coreano, pero no había institutos, nada. Me puse a estudiar con un coreano en el Barrio Coreano, que era bilingüe y daba clases a argentinos. Después, cuando me recibí, conseguí una beca para poder estudiar en Corea y ahí logré el perfeccionamiento en el idioma. Me junté con un par de instituciones literarias allá para poder darle forma a este proyecto editorial que hasta ese momento estaba en el aire.
-Entonces ahí se empieza a materializar Hwarang. ¿Cuál fue la perspectiva para el armado del catálogo?
-La idea de Hwarang siempre fue doble. Por un lado, acercarnos a lo moderno, a lo actual, ver lo que está pasando en la escena literaria coreana de hoy. Pero al mismo tiempo, por esta ausencia de corpus que te contaba, también fue crear una tradición coreanista en español. O sea, si alguien quiere leer algo de Corea en español, y más algo viejo, la verdad es que hay muy poco. Por eso la idea editorial es algo que se relaciona con el mercado actual pero también crea una tradición más docta, por así decirlo, de un corpus coreano antiguo.
De hecho, el primer libro [A vista de cuervo] fue del poeta fundador de la poesía moderna coreana. El otro libro, el de las pioneras del feminismo coreano [¿Por qué te empeñas en sufrir así?], ya se está estudiando en algunas universidades, en las currículas sobre coreano. En Argentina todavía no hay, pero en Chile y en México sí.
-La antología Laberintos de neón es una publicación que reúne relatos contemporáneos exclusivamente escritos por mujeres. ¿Por qué esa decisión?
-Básicamente porque son muy buenas. Hoy en el mercado editorial coreano, sin exagerar, el 70% u 80% son mujeres. Así que fue una decisión que se dio de forma natural.
Como en el pasado solo escribían hombres y las antologías eran de hombres. No está pasando lo contrario ahora, pero sí es una realidad que las mejores artistas y escritoras son mujeres, al menos en Corea.
-Tradujiste uno de los cuentos de la antología, «Las alegrías y las penas del trabajo». Es una traducción del coreano al español rioplatense. En la antología se explica que el objetivo es no neutralizar el idioma en las traducciones para que pueda verse reflejada la diversidad hispanohablante. Sin embargo, te pregunto: ¿traducir al rioplatense es algo transversal a todas tus traducciones? ¿Es algo estético, político, o ambas?
-En realidad fue para esta publicación en particular. Tratamos de ser neutros. Aunque entendemos la «mentira» del español neutro, también tenemos en cuenta que distribuimos en Chile y que vamos a distribuir en Colombia. El distribuidor chileno me dijo que el voseo era muy fuerte, y quizás no tan amigable. Así que lo veo también como una forma de solidaridad hacia nuestros países vecinos. Si bien tranquilamente podemos encontrar una línea de traducción muy marcada, el voseo rioplatense es muy de Buenos Aires, hasta sería injusto con las demás provincias.
El libro de Yi Sang también está en rioplatense, pero después las dos novelas están en un español más neutro.
-¿Cuál es atractivo que tiene la literatura coreana –y además la cultura– para un mundo hispanohablante y occidental? ¿Tiene que ver con las diferencias o con las similitudes?
-Yo creo que el atractivo es por las diferencias. Desde un punto de vista más político-económico, por lo menos en mi círculo y en nuestro público, lo que veo es que están muy emocionados con Corea por la revolución que creó en tan poco tiempo. Corea fue uno de los países más pobres del mundo hasta la década de los años 70, y luego en una generación se hizo primer mundo. Eso fue único, es el único país del mundo que logró eso. Esa intensidad se transmite mucho en la literatura.
Si bien es cierto que hoy es una moda, desde Hwarang y otros espacios se trabaja para que esa moda se transforme en tradición. Esperamos que esto no sea simplemente «un par de series más”, como pasó con El juego del calamar, que ahora está de moda, o como BTS y Parasite, que en cinco años quizás no se acuerde nadie.
-¿Crees que hay algún punto de encuentro entre Argentina y Corea?
-Creo que, desde puntos de vista muy distintos, hay una rebeldía de siempre estar exigiendo más, de la protesta. El pueblo coreano es muy combativo, es de los más combativos de Asia, y eso es algo que se relaciona mucho con la idiosincracia argentina. De hecho, en la literatura del siglo XX tienen bastantes puntos en común, aunque en el siglo XXI no tanto. Pero esa lucha por una mejor vida la veo mucho en los dos pueblos, también desde el arte militante.
-Para los nuevos lectores, ¿por dónde recomendás arrancar? ¿Literatura coreana clásica o contemporánea?
-Por la contemporánea. Es un lenguaje que conocemos entre todos. Si bien es totalmente distinta en muchas aristas, quizás sea más amigable. La lectura de los clásicos podría funcionar mejor para alguien que tiene un interés muy profundo por Corea, no «pasajero». Lo digo en un buen sentido, el de preguntarse qué está pasando en Corea y querer leer. La idea de la antología Laberintos de neón venía por ese lado.
-Este año participaron de la Feria de Editores (FED). ¿Cómo fue la experiencia?
-¡Nos encantó! Somos una editorial nueva, nacimos en el 2019. No nos sumamos a la FED ese año porque no tenía sentido hacerlo con un solo título. Y después en el 2020 ocurrió la pandemia. Entonces todo el recorrido de Hwarang, y la relación con el público de lectores y lectoras, se dio de manera digital. Mucho Instagram, Facebook y talleres virtuales.
Y llegó la FED, un espacio físico y presencial. Que viniera gente, que te saluden y te digan que les encanta tu trabajo, quedarte charlando de literatura… fue muy claro: el cara a cara de la feria era eso. Todo muy lindo con el Instragram y las fotos, pero la verdad es que ver a alguien vale más que un millón de likes. Sé que es algo que se repite mucho, pero la FED genera eso de «trabajamos para esto, vale la pena todo el trabajo que hacemos por esto». Fueron tres días titánicos, 14 horas de todos los días así, pero terminamos muy contentos.
-En el catálogo tienen un libro llamado ¡Hwaiting!, que recopila palabras intraducibles del coreano. ¿Cuál es tu preferida?
–Dapdapada. Esa palabra significa la imposibilidad de poner en palabras tus emociones. Se suele asociar a cuando alguien está triste o frustrado. Me pareció muy poético tener una palabra para definir lo que no se puede verbalizar. Es como una paradoja muy linda, y un sentimiento bastante universal. Al menos yo no conozco que esta palabra exista en otro idioma. Nosotros tenemos la frase «un nudo en la garganta», que viene por ese lado, pero es una expresión, no es una palabra.
-¿Qué se viene de nuevo en Hwarang?
-El año que viene llega nuestro primer título norcoreano. Vamos a seguir con esta línea. Este año publicamos poco por un tema de pandemia, pero el 2022 tenemos pensado sacar un libro cada dos meses y ya seguir con esa rutina, que es un montón. Se vienen muchas novedades copadas. Lo de Corea del Norte me parece que va a estar buenísimo, porque va a ser el primer libro traducido al español de ahí, así que estén atentos.
Pueden seguir las novedades de Hwarang en su instagram @hwarangeditorial o en la página web https://editorialhwarang.com/. Es momento de convertirse en los guerreros Hwarang del siglo XXI: ¡A leer y difundir literatura coreana de calidad!