Longlegs es la nueva película del director Osgood Perkins (I Am the Pretty Thing That Lives in the House, Gretel & Hansel), un nombre ya reconocido en el género del terror y que, sin embargo, esta vez trae algo distinto. La historia sigue a Lee Harkin (Maika Monroe), una agente del FBI, a la que se le asigna el caso de un asesino serial que se hace llamar Longlegs (Nicolas Cage). A medida que la película avanza, nos damos cuenta que la relación de Harker con el asesino va más allá de la investigación, y que hay algo oscuro creciendo debajo de las apariencias.
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Lo interesante de este filme es la forma en que se complementan el policial o thriller con el terror. Ni una ni la otra, Longlegs habita el espacio límite entre ambas y lo hace de una forma brillante. Por momentos, sigue la estructura de una historia de suspenso, recolectando pistas y conectándolas entre sí para acercarse al asesino serial; y por otros, la película te hace estar en el borde del asiento, nerviosa, sin saber qué va a pasar o si vas a saltar del susto.
La atmósfera visual y la tensión: el sello de Osgood Perkins
En general, cuando vemos a Lee Harker en primer plano, el lugar que la rodea en el fondo es visible también, e incluso ocupa casi el mismo espacio en pantalla que ella. Estas tomas nos hacen poner foco también en el fondo, y como una buena película de terror, prepararnos para lo peor. Los atisbos que tenemos del asesino –o quizá alguien más– en el fondo del plano, y otras pequeñas pistas que van apareciendo, nos demuestran que Longlegs va a exigir de nosotros como espectadores atención y un ojo alerta.
Osgood Perkins maneja los momentos de tensión de forma brillante: intercala con el presente imágenes que parecen ser la conciencia de la protagonista y recuerdos, aunque difusos y breves al principio, para luego cobrar fuerza con el avance de la historia. Además, diferenciamos los flashbacks de lo que sucede en la actualidad porque están en un formato distinto, como si fuesen una home-movie vieja, grabada con una cámara vintage.
También así es como se introduce al antagonista, a través de la perspectiva de Lee cuando era una niña y se lo encuentra en el patio de su casa. La cámara lo enfoca desde abajo, recortado, y con una voz tan aguda que produce desmarca. Solo vemos su torso y parte de su cara, excepto sus ojos. Esto quizá sea uno de los grandes logros de la película, y la razón por la cual no termina de encajar con el filme clásico de suspenso: sabemos contra quién se enfrenta la protagonista desde un comienzo y, por ende, no hay misterio respecto a cómo es físicamente o cómo habla, pero no lo vemos sino por retazos que dan escalofríos.
Cuando finalmente hay contacto y una conversación con el asesino, también está muy bien logrado: hay algo que no termina de cerrarse. Lo atraparon y, sin embargo, sabemos que los asesinatos no van a parar y que la historia no termina ahí.
Maika Monroe y Nicolas Cage: Un dúo dinámico en el terror psicológico
Quizá la primera película en la que pensé al analizar Longlegs fue The Silence of the Lambs, ya que las dos tienen como protagonistas a mujeres que trabajan para el FBI y tienen que resolver un asesinato que escarba en lo más profundo de sus miedos e incertidumbres. Pero de todas formas, aquí lo demoníaco tiene un papel central, ya que es el motivo por el cual el asesino serial comete los crímenes.
En esta historia, lo que no entienden los detectives es cómo Longlegs –que en verdad no es quien físicamente mata a las víctimas– logra enloquecer a los padres de las familias afectadas para que cometan el crimen por él. Esto incluso nos recuerda el poder que tenía Charles Manson sobre sus seguidores. Con este panorama, por momentos el esoterismo parece la única vía posible para descifrar el caso. Como le dice Carter (Blair Underwood), su compañero de trabajo, a Lee: “Half-psychic is better than not psychic at all.”
El método de la protagonista por momentos recuerda a Dale Cooper en Twin Peaks, que si bien es un profesional excelente, también usa su intuición y hasta cierta forma de ritual para investigar sus casos. De hecho, este aspecto hace todo más cautivante: sabemos que hay algo en el pasado de Lee que acecha y que está relacionado directamente con los asesinatos, pero la película no nos deja ver por completo. Los recuerdos de su infancia aparecen de forma esporádica, casi caprichosa, y nos dejan esperando algún tipo de respuesta que llega solo cuando la protagonista descubre la verdad y confirma sus peores miedos.
Terror y esoterismo: el componente demoníaco de Longlegs
Podría escribir muchísimo más de esta película, pero resta decir que creo que es de las que más me gustaron del 2024 y, si nos centramos en el género del terror o suspenso, una de las mejores en años. Está todo muy bien logrado: construcción de los personajes, momentos de tensión, el sonido, la fotografía y, quizá lo más interesante, la forma en que el filme habita diversos géneros sin asentarse en ninguno al cien por ciento. Casi como si quisiera que, durante todo el filme, sintamos la misma incomodidad y tensión de la protagonista, visible en su cara y en sus gestos corporales, incluso cuando el caso finalmente se resuelve.
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