Mujeres que corren con los lobos: Hacia un reencuentro instintivo.
Lejos de los cuentos que se les solían contar a las niñas en los 90, la sabiduría tal vez estaba en las fabulas, en el conocimiento de boca en boca que llegaba a los oídos y se tergiversaba mientras transitaba de generación en generación.
Clarisa Pinkola Estes, en su libro “Mujeres que corren con lobos”, agrupa las narraciones populares de diferente procedencia y las entrega a un análisis donde las mujeres suelen encontrar un lado abandonado, la Mujer Salvaje.
Esta línea las atraviesa en su desarrollo social y personal desde el pasado hasta la actualidad, dándole un sentido atemporal a la obra. La fuerza instintiva no revelada hasta su lectura, la identificación con cada una de las protagonistas de los cuentos y el reflejo en su análisis posterior, traspasa generaciones como un buen presente, recomendación o como esa fuente a la que siempre se vuelve cuando esta Mujer Salvaje se empieza a dormir.
Mujeres salvajes
Es la naturaleza detrás de todas las mujeres. Es la fuerza que rompe la rigidez de los roles sociales impuestos y se aleja de sus demandas constantes. Es el yo, no respetado ni por una misma por no haber sido descubierto o nunca darle lugar.
Es ese lado reprimido donde se guardan los instintos, la creatividad y la sabiduría. Es el lugar donde no existe el criterio moral ni lo socialmente aceptado cuando el sentimiento es de libertad.
Es el viaje hacia la el interior de la psique donde lo real es únicamente lo esencial. Es la certeza de estar haciendo lo correcto siempre que ella sea su guía. Es el encuentro salvaje con el espíritu lúdico reprimido. Es el habitar del cuerpo desde el amor y el orgullo sin limitaciones ni estereotipos. Es el reflejo de la dinámica en los ciclos de la naturaleza. Es la mujer capaz de todo.
La psicología femenina lleva a un conocimiento del alma por fuera de cualquier teoría; es aquí donde se le hace espacio, la fuerza natural y el alma se vuelven a encontrar. Como a una Bruja, una Maga, una Niña o una Sabia, de principio a fin de la obra abrazamos a la Mujer Salvaje descubriendo que somos todas ellas.
Este trabajo de introspección al que apunta la autora en cada relato no emerge sin un trabajo psíquico que frecuentemente trae angustia y hasta puede estar acompañado por la necesidad de momentos de retiro social donde la mirada sea a una misma.
No se debe olvidar que los roles que ejerció la mujer en la sociedad – arquetipos- con tendencia a ocultar su verdadera naturaleza; actualmente pueden obstaculizar este trabajo sintiendo la necesidad de continuar demostrándose dulces, estructurales y frágiles incluso cuando no lo son.
Sin embargo, ella estará esperando a la Mujer Salvaje en silencio como una nueva oportunidad.
No se trata del alejamiento social, de perder las relaciones propias o desde el vínculo de la no aceptación de lo oculto, sino de hacer tribu. Encontrarse en las otras, acompañarse en el despertar de la Mujer Salvaje, establecer su propia manada, desarrollar un territorio intuitivo, sostener este reflejo en comunidad.
La autora
Clarissa Pinkola Estés es una psicoanalista junguiana reconocida como especialista, contadora y guardiana de antiguos cuentos.
Se doctoró en Estudios interculturales y psicología Clinica, logrando su puesto de directora ejecutiva del C. G. Jung Center for Education and Research.
Si bien ejerció como especialista en recuperación postrauma desde la psicología clínica, durante su trayectoria observo que la psicología tradicional no daba respuestas a diversos temas que lograba encontrar en casos de mujeres. Lo intuitivo, la ciclicidad, el saber innato y el adquirido, y lo arquetípico quedaban por fuera de cualquier teoría que intentara ser abordada.
Así mismo, Pinkola Estes, es heredera de la sabiduría húngara. En esta cultura, las ancianas trasmiten oralmente sus tradiciones como cuentos, historias y relatos sagrados.
De esta forma, recurre al recurso de estos cuentos para poder curar a sus pacientes desde un estilo junguiano. Cada personaje del relato es una parte de la psiquis donde se presentan la mente y el alma como dicotomía, contantemente en enfrentamiento desde la fuerza que cada una sostiene. Así le da lugar a la Mujer Salvaje, entendiendo que resuena en todas las mujeres instantáneamente al escucharla.
Clarissa Pinkola Estes comenzó a escribir este libro en 1971 y tardo más de veinte años. Seguramente mucho más que este tiempo le lleve a una mujer re encontrarse con su espíritu. Sin embargo, es necesario sacar lo oculto del escondite desde la creatividad, desarrollar la intuición y lo instintivo primario para abrazar la ciclicidad y la naturaleza en cada mujer y en todas ellas juntas.