Esto es una declaración de intenciones. Una toma de posición. En un ecosistema mediático adicto a la superficialidad, la velocidad y el algoritmo, Rock y Arte emerge como un acto de insurrección. No nacimos para complacer, sino para incomodar. No existimos para reflejar la cultura, sino para ponerla en tensión, para interrogarla hasta que confiese sus verdades y sus mentiras. Este medio, fundado por María Florencia Guzzanti como la chispa inicial de esta hoguera, es hoy nuestra trinchera colectiva. Operando como un eje anómalo entre Argentina y el Reino Unido, declaramos la guerra al periodismo cultural complaciente.
Nuestra misión no es informar. Es armar. Armar a nuestra comunidad con las herramientas del pensamiento crítico. Nuestra labor diaria es una insurrección contra la tiranía del click y la banalidad del scroll infinito. No producimos “contenido”; forjamos piezas de artillería intelectual diseñadas para demoler lugares comunes, para cuestionar narrativas oficiales y para celebrar la complejidad en un mundo que desesperadamente busca simplificarlo todo hasta la estupidez.
Para esta guerrilla, hemos elegido nuestra arma principal: el slow journalism. Nos negamos a participar en la carrera por la primicia intrascendente. El periodismo lento es nuestro acto de sabotaje contra la economía de la atención. Es nuestra promesa de respeto absoluto hacia el artista, hacia la obra y, fundamentalmente, hacia tu inteligencia. Significa investigar hasta el hueso, escribir con la precisión de un cirujano y ofrecer textos que perduren, que exijan una segunda lectura, que te dejen pensando días después.
Esta profundidad la ejercemos desde una perspectiva de combate: el periodismo cultural interseccional. Declaramos obsoleto el análisis que aísla al arte de su contexto. Para nosotros, es imposible hablar de un disco sin hablar de la política que lo rodea, de una película sin entender las tensiones de género que la atraviesan, o de una obra plástica sin desenterrar las raíces sociales de su autor. La interseccionalidad no es un agregado; es el único método honesto para dinamitar una crítica cultural burguesa y desconectada.
Nuestra doble base en Argentina y el Reino Unido es una decisión estratégica en esta lucha. Es nuestro puesto de avanzada para descolonizar la mirada. Creamos un diálogo Sur-Norte que cortocircuita los discursos hegemónicos, trayendo la urgencia y la perspectiva del Sur a los debates del Norte, y las herramientas y escenas del Norte para enriquecer la conversación en el Sur. No somos un medio local con ambiciones globales; somos un proyecto inherentemente global y deslocalizado.
En resumen, nuestra misión diaria es simple y brutal: fabricar munición. Cada artículo, cada podcast, cada análisis es una bala de pensamiento crítico disparada contra la apatía. No queremos que estés de acuerdo con nosotros. Queremos que, después de leernos, tu mirada sobre una obra o sobre el mundo sea más aguda, más compleja y radicalmente más tuya.
No estamos aquí para ocupar un nicho. Estamos aquí para provocar un incendio que ilumine un nuevo horizonte para el periodismo y la cultura. Nuestra visión es la de un futuro donde la cultura no sea un producto de consumo pasivo o un entretenimiento para anestesiar, sino un campo de batalla de ideas, un espacio de conflicto y transformación permanente. No soñamos con ese futuro: lo construimos con cada texto que publicamos.
En esa visión, nuestra comunidad no está formada por “lectores” o “usuarios”. Son cómplices. Una guerrilla de mentes inquietas que se niegan a aceptar respuestas fáciles. Imaginamos una comunidad activa, que utiliza nuestras publicaciones como punto de partida para sus propios debates, que nos desafía, nos critica y crece con nosotros. Una comunidad que entiende que consumir cultura de forma crítica es un acto político.
Visualizamos un ecosistema artístico donde nuestro trabajo contribuya a valorar la complejidad sobre la viralidad. Un futuro donde los artistas que asumen riesgos, que exploran los márgenes y que tienen algo incómodo que decir, encuentren en medios como el nuestro un aliado y un amplificador. Queremos ayudar a construir un mundo menos amable con el arte complaciente y más fértil para la creación que duele, que interpela y que transforma.
Nuestra visión para el periodismo es ser la prueba viviente de que otro modelo es posible. Queremos demostrar que se puede ser independiente, profundo, sostenible y radicalmente honesto. Aspiramos a convertirnos en un faro para otros proyectos, una referencia de que es posible construir un medio sin vender el alma a los intereses corporativos, a las presiones políticas o a la dictadura del algoritmo.
El mundo que imaginamos al final de esta lucha es un mundo con menos certezas y más preguntas inteligentes. Un mundo más intolerante a la manipulación y más empático con la diversidad de experiencias. Un mundo donde el arte y la cultura sean reconocidos no como un lujo, sino como una herramienta esencial de supervivencia y liberación humana. Ese es el futuro por el que peleamos.
No tenemos una lista de valores corporativos para colgar en la pared. Tenemos un pacto de sangre, un código de honor que rige cada decisión que tomamos. Estos son los principios no negociables de nuestra trinchera. Son nuestra identidad y nuestra ley.
1. INDEPENDENCIA FEROZ: Este es el aire que respiramos. Nuestra independencia no es solo económica o política, es intelectual y creativa. No respondemos a agendas, no seguimos tendencias, no buscamos la aprobación de nadie. Nuestra única lealtad es con la honestidad intelectual y con nuestra comunidad. Esta soberanía es nuestra mayor fortaleza y la defenderemos con los dientes.
2. CURIOSIDAD RADICAL: No nos conformamos con saber. Queremos entender. La curiosidad, para nosotros, no es un rasgo amable, es una herramienta de demolición. Es el acto radical de preguntar “por qué” una y otra vez, hasta llegar al hueso de un asunto. Es la voluntad de explorar los rincones más oscuros e incómodos del arte y de nosotros mismos, sin miedo a lo que podamos encontrar.
3. LA PROFUNDIDAD COMO ACTO POLÍTICO: Declaramos que la superficialidad es una herramienta de control. Mantener a la gente desinformada, distraída y pensando en eslóganes es funcional al poder. Por eso, para nosotros, cada acto de profundización es un acto de insubordinación. Ir más allá del titular, investigar el contexto y ofrecer análisis complejos es nuestra forma de devolverle el poder a quien lee.
4. COMPROMISO SIN CONCESIONES: Nuestro compromiso es con la lucha misma. Estamos comprometidos con la calidad obsesiva, con la veracidad hasta donde nos sea humanamente posible alcanzarla, y con la defensa de este espacio contra todo intento de domesticación. Es un compromiso con nuestra comunidad de nunca bajar la guardia, nunca suavizar el tono y nunca, jamás, traicionar los principios que nos dieron origen.








