A 70 años del día en el que más de 3 millones de mujeres emitieron su sufragio por primera vez.
El 11 de noviembre de 1951 en Argentina fue un día histórico: tuvieron lugar las primeras elecciones nacionales en las que participaron las mujeres, luego de la sanción de la llamada Ley Evita.
Esta ley, la N° 13.010, había sido promulgada el 23 de septiembre de 1947. Aunque el acceso real de las mujeres al sufragio se dio cuatro años después, como resultado de una intensa militancia.
Sufragio, la lucha de las mujeres por el derecho al voto
Sin embargo, la batalla por el voto femenino y por la participación política de las mujeres en Argentina se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Repasando la historia, es importante recordar que las bases fueron sentadas en 1907, cuando el movimiento sufragista local, conformado por personalidades como Alicia Moreau, Sara Justo, Julieta Lanteri y Elvira Rawson, creó el “Comité Pro-Sufragio femenino”, más tarde, Eva Perón se uniría al clamor de las mujeres por el derecho al sufragio. Su rol fue importante, pero no único.
En 1919, el diputado por Santa Fe, Rogelio Araya, presentó el primer proyecto de ley nacional por el sufragio femenino y en los años subsiguientes se presentaron varios proyectos de ley que no prosperaron. Incluso en 1932, uno de estos proyectos pasó por el Congreso Nacional pero, al llegar al Senado, no fue tratado y por ende se desestimó.
Así, luego de varias décadas, aquel 11 de noviembre de 1951, se materializó uno de los logros políticos más importantes de la historia. La relevancia histórica de este suceso tuvo que ver con la ampliación masiva de la participación política de la mitad de la sociedad que el patriarcado condenó -y condena- a quedarse en casa y ocuparse de los cuidados.
A partir de ese día, las mujeres pudieron elegir y ser electas, estableciéndose así el sufragio universal en Argentina. Previamente, la ley Sáenz Peña, sancionada en 1912, establecía que los únicos habilitados para votar eran los hombres mayores de 18 años, nacidos en Argentina, relegando así a las mujeres exclusivamente a la esfera doméstica y negándoles un derecho fundamental para la vida en democracia.
Es importante destacar que para las elecciones de 1951, fue decisiva la campaña de empadronamiento llevada a cabo durante cuatro años desde la sanción de la ley; esta permitió que más de 3 millones de mujeres pudieran conocer su derecho de elegir a sus representantes y ejercerlo. Bajo el lema “la mujer puede y debe votar”, se logró concretar la participación de un sector de la sociedad que venía luchando por sus derechos políticos desde principios del siglo XX. De esta manera, la ciudadanía política de las mujeres comenzó a ser un hecho. La concurrencia fue masiva, acudió el 90% del padrón femenino.
En los comicios de 1951, en los que la fórmula ganadora fue la de Perón-Quijano, en todos los distritos las mujeres superaron en cantidad de votos peronistas a los varones. Además, fueron elegidas como representantes del pueblo argentino 23 diputadas y 6 senadoras nacionales, las cuales, junto a las legisladoras provinciales, sumaron un total de 109 mujeres que pasarían a ocupar cargos políticos.
A pesar de haber transcurrido 70 años, todavía hoy la lucha no está terminada. Si bien se han conquistado varios derechos en materia de género, seguimos batallando por nuestros espacios en la esfera pública y, sobre todo, en el ámbito político. Aunque existe la ley de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política, sancionada en 2017 –la cual intenta garantizar la equidad de género en los cargos políticos-, podemos encontrar todavía una gran diferencia de género. En la actualidad, la mayoría de los puestos que encarnan las mayores responsabilidades (con excepción de la vicepresidencia) están ocupados por hombres.